Por Mario Garcéz

¿Comenzó en la colonia?
De acuerdo a Eduardo Soto, en su libro “Tradiciones y leyendas de la colonia. Horror novohispano en historieta”, el 28 de junio de 1963 aparecería una publicación clave en la historia de las viñetas mexicanas y en especial de las de horror, nos referimos a “Tradiciones y leyendas de la colonia”. Este cómic que se publicaría de manera semanal durante casi veinte años, teniendo más de 1000 números en su a haber y que a día de hoy se consideran números de culto y se cotizan a precios elevados.
La publicación no saldría de la nada ni sería una novedad, por una parte, tenía un presentador-narrador a la manera de los narradores de la EC. La apariencia está tomada del famoso actor de películas de horror Boris Karloff, quien también tenía una serie estadounidense de cómics de horror titulados “Tales of mistery”.


Este narrador se supone realiza una investigación donde va revelando la leyenda que se dispone a contar, ahora bien, a partir de aquí es donde surge la siguiente fuente que da lugar a este cómic que sería “Las calles de México” de Luis González Obregón. Este libro, aunque no es el primero, pues varios autores ya referían las mismas historias con anterioridad, si es uno de los más completos y clásicos al momento de compilar todas esas leyendas que una gran urbe como la ciudad de México ha tenido en su seno.
Clavos y demonios

Una de las historias que a mí más me han impactado es la de la mujer herrada y por eso la he elegido para este texto. En pocas palabras la mujer herrada es una historia de pecado donde un sacerdote vive en concubinato con una mujer, pero ésta como castigo divino es condenada a convertirse en yegua para ser herrada y morir por ello.
La historia no deja de tener su tono aleccionador y moral, sin embargo algo que es importante a recalcar es que el principal castigo recae sobre la mujer, demostrando el punto de vista misógino. Recordemos que en la tradición judeo-cristiana, la mujer es una femme fatale, empezando por Lilith, madre de demonios, y después con Eva, que trae la desgracia al primer hombre.
Mientras que en muchas mitologías y leyendas se entiende a los caballos como símbolos mágicos, me parece que la historia retoma un simbolismo de dominación, principalmente mostrando a la mujer al final herrada y con el freno en la boca.


De esta manera podemos entender que el pecado es compartido, puesto que nos habla de una relación de pareja, ahora bien, es interesante que la historia ahonda en el poder del clérigo en la época colonial, puesto que las personas están escandalizadas por el hecho no pueden actuar con un sacerdote. Al que también es muy interesante en el desarrollo de la historia es la manera en la que muestran los demonios. Pues estos son hombres de piel oscura, lo que delataba el racismo imperante en la sociedad occidental. Algunas veces también se retomaría a los demonios como seres vestidos totalmente de negro, recordemos por ejemplo la figura del catrín o el charro negro. Demostrando el uso occidental del negro como malo.


Unas palabras aparte para el dibujante “Crisvel” Cristobal Velasco, que sería uno de los dibujantes más recurrente en la historia de la publicación, al menos en los primeros números. Crisvel tiene un tono realista que resalta principalmente el horror y la maldad en las expresiones faciales. Además del uso de acuarelas que le daban un tono antiguo a las ilustraciones.

Una tumba en el patio
A manera de conclusión “Tradiciones y leyendas de la colonia” es un cómic para fanáticos del horror que nos ayuda a entender nuestra realidad mexicana, puesto que el traslado de los horrores a la época colonial nos hace lidiar con el horror como goce estético. De la misma manera que las primeras novelas góticas trasladaban su acción a la edad media, estas historietas trasladan a un lugar seguro los horrores que dieron forma a nuestro presente, pero al igual que la tumba donde escondes el cuerpo de tu pecado, puede que no sea lo suficientemente profunda.
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