Ocultistas, hace poco leí la miniserie de Tom King y Jorge Fornés “Rorschach” y puedo decirles que me llevé una grata sorpresa, ya que no es nada de lo que esperaba.
Aunque comparte el universo de la icónica “Watchmen”, la obra de Fornés y King no se deja intimidar por el abrumador desenlace planteado por Moore. En lugar de ello, retoma la línea temporal para crear un interesante contexto social, que bien podría parecer, funciona más con la actualidad. “Rorschach” es un thriller político con tintes de cine noir, en donde un solo hombre va a nadar a contracorriente para descubrir un complot a nivel nacional, y, dicho sea de paso, desenmascarar la verdadera agenda de los mandatarios de USA.

Podría parecer obvio, pero este tipo de historia queda como anillo al dedo a Tom King, un autor que es conocido por su antiguo trabajo como agente de la CIA. En esta obra, King nos muestra el desarrollo que ha tenido el mundo político desde el gobierno de Ronald Reagan hasta los tiempos actuales. En esta visión el flujo de información es inmenso y cualquier tipo de ideología es solo un factor más en las campañas de manipulación que usan las supuestas izquierdas y derechas. La repetición del choque político que hubo en la segunda mitad del siglo XX es una parodia con tintes distópicos y catastróficos. Lo más interesante, es que, al mero estilo de varias historias pulp, todos estos elementos aparecen como mera escenografía, haciendo que nuestro protagonista se vea inmerso en una complejidad difícil de asimilar.
¿Y dónde queda el personaje de Rorschach?
Al parecer, esa pregunta fue lo que detonó la decepción de varios lectores de esta miniserie. En mi opinión, Tom King se concentró en la recepción que tuvo el personaje sobre los espectadores a lo largo de la vida de Watchmen. Reinterpretar a Rorschach como una locura que nace a partir del abandono ideológico (o espiritual) que sufre el hombre posmoderno, y también haciendo alusión a las similitudes entre las ideas del personaje y las de las campañas de ultra derecha que se gestan en USA. King lo lleva aún más lejos cuando nos introduce en la obra a Frank Miller y William Myerson, siendo este último una obvia referencia al talentoso Steve Ditko, creador de The Question (personaje en el que está basado Rorschach). Ditko era un ferviente creyente del objetivismo de Ayn Rand, concepto que se centra en el desarrollo óptimo del ser humano a través del libre mercado capitalista. Podríamos decir que Will Myerson, al llevar una máscara de Rorschach, está encarnando la mitología que quería proyectar en sus personajes.


El hecho de incorporar las figuras de Ditko y Miller acentúa el tinte ideológico que busca King. Debemos recordar que los dos creadores han estado en el escrutinio de la opinión pública al declarar sus inclinaciones políticas. Ditko, al escribir The Question y poner en él sus ideas libertarias; Frank Miller al hacer declaraciones pro-guerra, así como criticar a los simpatizantes del movimiento Occupy Wall-Street. Uno de los elementos principales en esta obra es precisamente hablar del «cómo» las interpretaciones suceden. Al hablar de Rorschach no solo estamos hablando del personaje que querían plasmar Moore y Gibbons, sino también estamos hablando de las discordancias que hay en las distintas interpretaciones. La ideología que ha permeado la cultura está intrínsecamente ligada con la política de las masas, o al menos esa es la conclusión a la que ha llegado King a través de sus años en los cómics y la CIA, en donde la información se vuelve un factor más en las maquinaciones del poder, donde más que ideales, son simples características que hacen más sencillo el acercamiento y la manipulación de los distintos bloques sociales. Las meta referencias de la obra nos dejan más en claro que los mismos creadores de los personajes son sujetos, y como todo el de su especie, es un sujeto político.


King y Fornés juegan con la historia de los Estados Unidos de Norteamérica al poner un esquema casi cíclico, las políticas nacionalistas que pusieron en jaque al mundo en los años ochenta y originaron el plan de Ozymandias parecen estarse repitiendo al tener como nueva figura de odio a los calamares. Cabe mencionar que lo planteado en esta obra tiene una obvia correspondencia con los recientes acontecimientos en la era Trump.

Con todo esto en mente, les puedo decir que esta obra de King y Fornés es un entretenido thriller político, que por momentos nos lleva a lugares mucho más abstractos, en los cuales las historias crean al ser humano, y el ser humano está dispuesto a reinterpretar y recrear las narrativas. De manera muy sútil, King nos muestra la simbiótica y paradójica relación entre el hombre y sus historias. Claro, todo esto con el interesante aderezo de la realidad material e ideológica.
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