¿QUÉ ES LO QUE NOS QUEDA DE LOS TEXTOS SAGRADOS? : Un comentario acerca de la versión del Tao Te King de Ursula K. Le Guin

En mi opinión, sería una total irresponsabilidad atribuirle a cualquier libro una divinidad que conlleve la verdad absoluta e inamovible, así mismo, sería  temerario no dudar acerca de la integridad histórica y social que hay en las traducciones. Los textos religiosos han sido sometidos a diversas operaciones quirúrgicas para adaptarse a la ideología hegemónica y así perpetuar el poder en turno.

Un caso interesante se suscita en el imperio romano del siglo III cuando Constantino  tomó la decisión de establecer a la religión católica como la fe del imperio romano, logrando así una nueva idea de comunión y cultura que pudiera facilitar la administración mientras acallaba las insurrecciones provocadas por el cristianismo. Algo muy parecido pasó con los estados unidos de norteamérica, hablando en específico del siglo XX; cuando utilizaron el concepto del dios cristiano para reforzar el conservadurismo de la derecha y criminalizar a cualquier ideología extranjera (cosa que les daría una carta blanca para realizar su agenda política).

Detalle de mosaico en la mezquita de Santa Sofía

Algo curioso de las «escrituras sagradas» es que por fines prácticos, históricos y -¿Por qué no?- místicos son irrastreables para un análisis materialista y científico. Se podría decir que existen en un plano totalmente abstracto donde su ethos es otorgado por una interpretación colectiva, que casi siempre está avalada por las coyunturas de su tiempo – espacio. Si seguimos el camino  histórico podemos trazar un mapa que nos muestre la diversidad en interpretaciones y usos de los textos religiosos, pero ojo, esto sólo nos puede hablar de lo que han significado, pero no del misterio de su gran capacidad para significar.

El Tao Te King es un libro seminal para la corriente filosófica del taoísmo, así como para la cultura china y el pensamiento místico; se cree que se escribió en el siglo VI a.c. por un tal Lao Tse, nombre que se traduciría como «viejo maestro». Aunque hay registro de la mención de dicho personaje, no hay evidencia científica que compruebe su existencia. Lo mismo pasa con el manuscrito del Tao Te King, ya que las supuestas versiones originales abundan (van desde tablillas grabadas hasta una versión que está escrita en tiras de bambú que data del siglo III a.c.).

Manuscrito del Tao Te King escrito en seda. Siglo III a. c.

Las versiones occidentales del libro son igualmente numerosas y cada una tiene sus propias intenciones. Algunas traducciones se enfocan más en la decodificación precisa de las palabras, un ejemplo de este tipo de traducción es la de Paul Carus; otros traductores se enfocan más en recrear la armonía y poesía del texto, siendo el caso de la versión de  Stephen Mitchell.

En este artículo nos enfocaremos en la versión de la autora de ciencia ficción y fantasía Ursula K. Le Guin. Para su versión, Le Guin se apoyó del trabajo de diversos autores y enfoques del Tao Te King, entre los que destacan la versión de Robert G. Hendricks, así como la edición de Gia – Fu Feng y Jane English. Ursula K. Le Guin comenta que el objetivo de su traducción fue meramente poético, sin embargo, en su lectura tiene una carga política y espiritual que es bastante difícil de ignorar, de hecho, su versión puede ser interpretada como un instructivo para forjar un camino espiritual que abarca lo abstracto y lo terrenal, donde evidentemente el pensamiento va a ser definitivo para el desarrollo material de la sociedad.

Editorial Shambhala, octubre 1998

Para enriquecer la traducción de Le Guin tenemos que entender los contextos y el trabajo de la autora. Ursula Kroeber Le Guin, nacida en 1929 y originaria de California, fue hija de dos reconocidos antropólogos llamados Theodora Kracaw y Alfred Louis Kroeber, la influencia de sus padres se vería reflejada en gran parte de su obra, ya que los textos de Ursula Kroeber Le Guin están influidos por la antropología cultural, el taoísmo, el anarquismo y también el feminismo. Tanto en los relatos de Terramar como en las novelas de los Ekumen, la autora propone mundos que, si bien no son utópicos, se rigen de una manera totalmente distinta a nuestras sociedades modernas. Esto, hablando no sólo de manera administrativa, sino también de manera ideológica y por lo tanto política. La escritora busca cambiar el espíritu de la humanidad, dejando a un lado las ideas de segregación, poder y competencia; también hace un especial hincapié en que las motivaciones de los hombres y mujeres pueden cambiar radicalmente la manera en la que percibimos nuestro entorno.

Ursula Kroeber Le Guin

EL TAO

El camino que puedes recorrer
no es el camino verdadero.
El nombre que puedes nombrar
no es el nombre verdadero.

Cielo y tierra
empiezan en lo innombrable
el nombre es la madre
de las diez mil cosas.

Así el alma que no desea
ve lo que está oculto,
y el alma que siempre desea
ve sólo lo que quiere.

Dos cosas, un origen,
pero diferentes en nombre,
cuya identidad es un misterio
¡Misterio de todos los misterios!
La puerta hacia lo oculto.

En las notas de Le Guin, ella da a entender que en este primer apartado del Tao Te King se oculta todo el misterio del libro. Esto no es ninguna sorpresa, ya que en la primera parte de la mayoría de las traducciones de este texto encontramos que las palabras tienen una forma bastante similar, esto se debe, en parte, a la ambigüedad de los conceptos que se utilizan. Curiosamente, entre más páginas recorremos más sale a flote la individualidad y pensamiento de cada traductor. La primera parte del libro es vital, ya que nos invita a cuestionarnos los conceptos establecidos, desde deconstruir el habla, hasta derrocar los estándares morales y estéticos que lo habitan.

En mi opinión, todas las traducciones del Tao Te King se complican a partir de que entran los conceptos del poder, la virtud y el gobierno. A partir de aquí es donde la mayoría de las traducciones se separan y hasta toman postura política. Debemos recordar que este libro ha pasado a través de las dinastías que gobernaron china a partir del siglo III a.c. lo que lo hace un blanco fácil a modificaciones que pudieran ser más convenientes para los intereses del poder en turno. Con todo esto en mente, no nos puede sorprender que en la actualidad haya un enfoque capitalista que coloque al taoísmo como una herramienta en los negocios o en las relaciones internacionales modernas, teniendo así un enfoque más encaminado hacia el confucianismo que lo adapta más al ideario de las élites.

Los cinco colores ciegan nuestros ojos. Las cinco notas ensordecen nuestros oídos. Los cinco sabores atrofian nuestro gusto. Competir, perseguir, cazar, vuelve a la gente loca. Intentar volverse ricos ata a la gente en nudos. Así el alma sabia ve con el ojo interno y no el externo, dejando ir aquello, y quedándose con esto. Le Guin admite que aunque su versión tenga muchas similitudes con ideas anarquistas, su intención era hacer una traducción, más bien, poética. Aún así, una edición coherente de las palabras atribuidas a Lao Tse contendrá cuestionamientos, desafíos e inevitablemente una idea de poder que dejará mejor parada a la población general. En este libro se trata al poder como algo que siempre tiene que ver con el bien común, y para llegar a tener poder lo primero que tienes que hacer es renunciar a la idea de poseerlo. Al igual que en su obra literaria, Ursula K. Le Guin muestra la fuerte relación entre el mundo místico y el mundo material, donde nuestro espíritu le dará la forma a la sociedad. Al mismo tiempo, la destrucción de los absolutos y la incorporación de las dualidades a un mismo ciclo es lo que hace que el ser humano se vuelva consciente de sí mismo y de su entorno.

La importancia de tener una versión del Tao Te King como esta radica en la profunda relación que tiene el mundo con las abstracciones de quienes lo habitan. Hemos repetido constantemente que el mundo abstracto genera al mundo material, sin embargo, en el taoísmo, así como en la obra de Le Guin, la relación no tiene jerarquía alguna, sino es una relación simbiótica que encuentra armonía en la aceptación y adaptación de su convivencia. Esta relación también se puede extrapolar a la que tienen la palabra y la conciencia, en donde Le Guin invirtió toda una vida, generando palabras que, de un modo u otro, crearían los universos que quería habitar y compartir.

¿Qué es lo que nos queda de los textos sagrados?

En mi opinión, lo único que queda es su constante reinterpretación.

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